Alley Cat, el gato callejero más gamberro
¿Quién no ha jugado a Alley Cat? el famoso juego del gato travieso y callejero desarrollado por Bill Williams de SynSoft creado en 1983 para PC y Atari 800.
El juego es de lo mas divertido y muy adictivo, controlamos a un gato partiendo de un callejón junto a unos botes de basura, una valla y detrás un edificio con ventanas, el objetivo consiste en entrar en dichas ventanas saltando sobre los botes de basura, pero no parece tan fácil, al poco tiempo aparece un perro… y no deseamos estar muy cerca de el.
Alley Cat, el gato travieso que se come tus peces
Al superar la barrera y alcanzar las ventanas, entramos en alguna de las habitaciones del juego donde se nos presentaba algún minijuego: un queso gigante con ratones custodiándolo donde el objetivo es acabar con todos ellos, otra habitación con una acuario donde tenemos que entrar y comernos los peces, otra con una habitación donde hay una jaula y un pájaro dentro que tendremos que cazar con mucha habilidad, o una repleta de perros durmiendo donde debíamos comernos sus platos de comida sin despertarlos, todos ellos custodiados por una escoba que nos arreaba al ensuciarle el suelo, un desmadre de juego muy adictivo.
Cuando completamos el objetivo de las distintas habitaciones accedemos a un nivel muy particular, una gatita nos espera en lo alto de la pantalla, siendo nuestro objetivo llegar a ella para que nos otorge una vida extra.
El objetivo del juego consiste en llegar lo mas lejos posible con las vidas disponibles que íbamos acumulando, eso si, la dificultad cada vez se va incrementando, lo que supone un desafío.
El juego tiene cuatro niveles de dificultad, de menos a mas: Kitten, House Cat, Tomcat y Alley Cat y es posible jugarlo con joystick.
En definitiva, un juego muy adictivo, muy sencillo gráficamente pero que hará que el tiempo pase muy rápido cuando empecemos a picarnos.
¿Una partida a Alley Cat?
Nuestra puntuación
- Gráficos - 6/106/10
- Jugabilidad - 8/108/10
- Sonido - 6/106/10
Resumen
Lo mejor: Adictivo.
Lo peor: El sonido.
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